Contra-tiempo pte.1 / El tiempo y el bar

El tiempo nunca estuvo de mi lado, siempre me sobró o me faltó un poco más. Un minuto menos de pasión y nunca me habrían engendrado; unos minutos más en el reloj y habría nacido en un año distinto; un minuto menos en la cancha y nunca me habría lesionado; cuarenta y cinco minutos más de juego y hoy sería un jugador profesional; diez minutos menos de incoherencia y no habría estudiado abogacía; cincuenta minutos más de paciencia y jamás habría abandonado esa carrera; dos minutos menos de incertidumbre y nunca hubiera aceptado este trabajo; medio minuto más en el teléfono y no estaría en este bar; treinta minutos atrás, una copa menos y un poco de voluntad, y yo aún estaría sobrio. Pero los minutos siempre me sobraron o me faltaron cuando más los necesitaba, pasé toda mi infancia con el tiempo derramándose por doquier y el resto de mi vida buscando segundos en la sequía de la que daba cuentas mi reloj.

Y ahora estoy aquí. El tiempo fue el que me trajo a este lugar. El tiempo me dejó en este oscuro y vacío bar, perdido en una ciudad de esas a las que la suerte suele olvidar. Las dos primeras horas de este nuevo día ya pasaron, el cantinero me sirve un vaso más de whisky mientras trato de ignorar el constante "click-clap" que retumba en mi cabeza. Conozco ese sonido, más aún, conozco lo que significa ese sonido, sé que él está cerca. Levanto la cabeza y trato de enfocar la vista en el sujeto que está en el otro extremo de la barra, ese que, con la mirada perdida en un vaso vacío, juega con su mano derecha mostrando uno de sus numerosos tics. El sujeto abre y cierra distraído ese maldito encendedor y una vez más ese tedioso "click-clap" vuelve a romper con el silencio.

Levanto mi vaso, lo extiendo hacia él en un silencioso brindis y bebo hasta ver el fondo. Él parpadea dos veces, arquea levemente los labios en lo que parece ser una sonrisa, se pone de pie y viene a mi encuentro con aire decidido abandonando un escarbadientes partido a la mitad, supongo que los viejos hábitos no se pierden. Sus pasos constantes y sus pesados pies dibujaban un sonido como de latidos en el sucio suelo del bar. Había olvidado lo alto que era y lo penetrante que pueden ser sus ojos cuando tiene algo en mente. Ya a mi lado, coloca su pesada mano en mi hombro y con voz profunda, señal de que hablaba en serio, dice:

- ¿Qué pasa, primo? ¿el alcohol no te deja pararte ni para saludarme?.- Eso es algo que admiro de él, es siempre frontal y dice lo que piensa... aunque nadie quiera oírlo.

- Estoy ebrio, primo, pero aún tengo control sobre mí.- Atiné a responder marcando las palabras en mi torpe balbuceo.

- Decime, ¿estás lo suficientemente sobrio como hablar de trabajo?. Finalmente después de 6 largos meses de desaparecernos del mapa, ahora surgió algo grande. Es más de lo mismo: vos, yo y unos cuantos cadáveres. ¿Qué opinás?.-

- Las opciones no son muchas a estas alturas, ¿no?. Si viajé casi 800 km para venir a verte, sabiendo que una propuesta como esta me esperaba, es claro que no voy a decirte que no, de ser así, no me hubiera movido de mi oscuro y triste departamento.-

Él tan sólo asintió con la cabeza, colocó unos billetes sobre la barra y me ayudó a incorporarme. Una vez afuera, dijo:

- Los detalles te los doy mañana, ahora va a ser mejor que te lleve hasta el hotel.-

Contra-tiempo pte.2 / Resaca

Si alguna vez me quejé de cualquiera de mis días, ahora me arrepiento. Sin lugar a dudas cualquiera de ellos es mejor que despertar con ese maldito resplandor quemándome los ojos. Una voz profunda y gruesa agudizaba mi fuerte dolor de cabeza haciéndome creer que, en breve, se me partiría a la mitad. Nicolás, mi primo, nunca tuvo tacto para despertar a las personas, él siempre se despierta a las 6.30 am y sin un rastro de resaca.

- Vamos, primo, el tiempo nos corre y aún hay mucho por hacer.- Me dijo mientras terminaba de abrir las cortinas para dejar entrar la luz que seguía impidiéndome despegar mis párpados.

- Juraría que mis ojos están sangrando, que mi cabeza ya comenzó a partirse y que no tengo las fuerzas suficientes para separarme de esta cama. ¿Cómo se te ocurre que voy a poder trabajar si me despertás de esta forma y a estas horas?.-

- Son las 10 am, Agus. A las 12.30 hs tenemos un almuerzo con nuestros clientes y tenemos que estar listos. Te sugiero que muevas tu adolorida persona hasta el baño, te asees un poco y que te bebas el café que te traje. Y te advierto que o lo haces vos, o lo hago yo.-

45 minutos más tarde estaba ahogándome con café mientras mi primo me daba un detallado informe acerca del itinerario que nos esperaba para el resto del día. El café me despertó y borró todo signo de mi cruda resaca, seguramente no era un café común y corriente, sino que se trataba de otro de los raros experimentos de mi primo por curar algo que nunca tuvo. Más de allá de lo que le pueda reprochar por mis intoxicaciones pasadas, esta vez parecía haber alcanzado el éxito: me había quitado la resaca y por primera vez no vomité ni padecí convulsión alguna.

Tras unos largos 20 minutos de haber expuesto nuestras obligaciones para el resto del día, Nicolás se dispuso a darme los detalles del trabajo que nos esperaba.

- La verdad es que este trabajo es muy distinto a lo que veníamos haciendo, esta vez la oferta es muy grande. Esta vez, además de nuestra jugosa y habitual tarifa, logré negociar nuestra libertad. Eso significa que una vez terminado este trabajo nosotros quedamos limpios y sin antecedentes. Primo, ya no tendremos que huir de la policía ni pesaran sobre nuestras cabezas ningún pedido de captura. ¡Es por eso que este trabajo es tan importante!.-

Contra-tiempo pte.3 / El Sr. M y el Sr. D

Mi reloj marcaba las 12.30 horas en el instante justo en el que 2 caballeros de cabezas rapadas atravesaban la puerta de un bar que, a pesar de ser medio día, apenas mostraba un poco de movimiento. Ambos tenían más o menos la misma altura, uno era un poco más corpulento que el otro y cada uno tenía un andar bastante particular y muy distinto del otro. El más corpulento caminaba como si midiera cada paso con cuidado, mientras que su colega andaba exageradamente despreocupado y casi alegre, juraría que estaba a punto de esbozar una sonrisa, como si fuera a recibir una bien merecida recompensa. Se dirigieron directamente a nuestra mesa y sin vacilar, lo cual indicaba que sabían de antemano dónde estábamos ubicados, probablemente acordaron ocupar esta mesa en el mismo momento que programaron el encuentro. Tomaron asiento y se presentaron como el "Sr. M" y el "Sr. D", el primero era el hombre corpulento de actitud calculadora y callada, al verlo de cerca me pareció que podría ser alguien tímido, pero algo en su rostro dejaba en claro que era de cuidado; Nicolás siempre me dijo que desconfiara más de quien habla menos, porque normalmente es el que más tiene para decir y el primero que debe callar. El Sr. D, en cambio, se mostraba frontal, directo y hablaba como si no midiera ni una sola de sus palabras. Era muy fácil leer su rostro y saber qué pensaba, así que lo miré con atención, siempre es interesante ver a alguien sincero, desinhibido y sin nada que perder.

En poco más de 40 minutos y mientras tomábamos café, nos explicaron que en 6 meses habría elecciones, que no era un buen momento para que la policía local se viera mal y que era la primera vez, en la historia de esta ciudad, que se enfrentaban a un asesino serial. 6 expedientes se deslizaron por la mesa empujados por el Sr. M y quedaron ante el inmutable rostro de Nicolás. Él los miró rápidamente y uno a uno me los iba pasando para que hiciera lo propio. Claramente estos 6 homicidios fueron cometidos por la misma persona, sin embargo dada la impresión de que algo no estaba bien, como si faltara una pieza clave de este raro rompecabezas.

- ¿Hay algo más que deban decirnos, caballeros?.- Preguntó mi primo, dirigiendo una educada pero fría mirada a nuestros clientes.

- No, eso es todo. ¿Usted cree que podrá resolverlo antes de las elecciones?.- Dijo el Sr. D.

- Sí, puede darlo por hecho - Afirmó Nicolás con aire altanero, mientras acercaba su encendedor al cigarrillo que el Sr. D se había llevado a la boca y lo encendía. - Siempre que se cumpla lo que acordamos. Confío en que no necesita que se lo recuerde, ¿verdad?.-

- ¡Ese es un tema del que ya hemos hablado! - A todos nos sorprendió un poco oír la voz del callado Sr. M. Sonaba un algo irritado y tajante, pero en ningún momento perdió su compostura. Tomando una bocanada de aire, como si le costara conservar la calma, continuó. - Cumpliremos con nuestra parte siempre que ustedes cumplan con la suya.-

No hubo más que decir, simplemente les estrechamos la mano, tomamos los expedientes y salimos del bar sin decir ni una palabra. Un palillo partido a la mitad, unos pequeños bollitos de papel y 4 tazas vacías, fueron los únicos testigos de un trato que podría cambiar más de una vida.

Contra-tiempo pte.4 / Silencio

Nicolás siempre tuvo la capacidad abstraerse del mundo sin la necesidad de ignorar a nadie. Eso siempre me confundió un poco, me cuesta entender cómo se puede estar tan concentrado y ensimismado en un nuevo caso, sin perder detalle hasta de lo que hablan las personas que pasan a su lado. A veces hace ambas cosas mientras mantiene una fluida conversación conmigo, lo que me desconcierta aún más.

Salimos del bar a las 13.23 horas y sin mediar palabra, a pesar de mis ganas de conocer sus apreciaciones sobre el caso, subimos al auto.

- ¿Qué opinas?.- Me preguntó él.

- Bueno, supongo que nuestro hombre debería atacar de nuevo en los próximos 10 días, si no logramos detenerlo para entonces.-

- ¿Qué te hace pensar que es un hombre?.- Esa pregunta me decía que algo había dado por sentado y que estaba en un error. El problema es notar ese error.

- ¿Piensas que una mujer pudo haberlo hecho?. Yo lo dudo. Las víctimas son todos masculinos, de complexión física bastante imponente y ninguno supera los 50 años. Además, las marcas moradas alrededor de la herida de arma blanca, demuestran que se empleó una fuerza bastante considerable. También pude notar que había signos de resistencia y lucha, y teniendo en cuenta las características de las víctimas, debe haber sido ágil, grande, fuerte y en buen estado físico. Por lo que considero que lo más probable es que el atacante haya sido un hombre.-

Satisfecho con mi respuesta, no pude contener mi impulso de mirar cómo se transforma el rostro de mi primo al saber que el equivocado es él. Sin embargo, su rostro permaneció igual. Se veía seguro, y confieso que eso me hizo dudar de mis afirmaciones. Sin despegar los ojos de la ruta me contesta:

- No es un hombre.-

- ¡¿De qué estás hablando?! ¡Por supuesto que es un hombre!.- Contesté un tanto irritado y casi perdiendo el control sobre mí.

- Son dos - Dijo él. Juraría que tuvo que hacer un gran esfuerzo por contener una sonrisa burlona. Sin embargo, tan inmutable como siempre, siguió: - Quien cometió los 4 primeros homicidios es notoriamente zurdo, lo que se evidencia en la forma, el lugar y la inclinación de las heridas de arma blanca que dieron muerte a esas 4 personas. El sexto homicidio lo cometió una persona diestra, lo cual no es difícil de adivinar si se toma como referencia a las primeras víctimas. Sin embargo, con el quinto no estoy seguro, hay algo que falta, algo distinto, algo no está bien. El quinto es, sin dudas, la pieza clave en este rompecabezas.-

Cuando él responde con tanta seguridad y precisión, cuesta encontrar palabras para agregar. ¿Querrá decir que el quinto homicidio lo cometió un tercer sujeto o que es un hecho aislado e independiente de los otros 5?. Él lo sabe y yo no me atrevo a preguntar. Soy de los que piensa que cuando nada bueno, nuevo o importante se puede decir, es mejor callar.

Continuó manejando hacia el norte y se detuvo frente de un galpón ubicado en las afueras de una pequeña ciudad. Caminamos por el medio de un descampado en dirección a lo que aparentaba ser una sencilla pero costosa casa de campo, un tanto alejada del mentado galpón. Mientras aún caminábamos y sin siquiera mirarlo, le pregunté:

- ¿Qué lugar es éste?.-

- Verás, cuando regresamos a este país pensé que sería necesario revivir viejos contactos con algunos amigos. Esa casa que ves ahí es el hogar del Arcángel, un viejo y querido amigo que nos está esperando para comer y hablar de negocios.-

Como dije, cuando no hay nada bueno, nuevo o importante para decir, es mejor callar. Sé perfectamente quién es el Arcángel y que nuestra visita sólo puede significar una cosa: este trabajo va en serio y no va a ser para nada sutil.

Continuamos nuestro paso lento y decidido. Concentrados y pensando en lo que vendría. Las palabras sobraban, no era necesario decir nada. Supongo que la vida está llena de estos momentos, en los que la mejor compañía es simplemente el silencio.

Contra-tiempo pte.5 / Pedestal

Por razones que aún no comprendo, los seres humanos tenemos por costumbre colocar en un pedestal a ciertas personas llamándolas "ídolos". Supongo que tenemos la necesidad de considerar y colocar a un grupo de personas en un lugar especial porque, si bien son seres humanos, son excelentes en lo que hacen (según nuestro criterio) y en nuestro deseo de ser como ellos consideramos que no los podemos alcanzar. Esa imágen de "inalcanzables", nos da una meta, una razón para esforzarnos por mejorar y así llevar nuestras capacidades al límite. Los "ídolos", algunas veces, son nuestra inspiración para ser mejores, y otras, nuestra excusa perfecta para fracasar en esa empresa. Necesitamos de estos ídolos que por definición son inalcanzables para poder levantar la cabeza y encontrar una vara con la cual medir a los demás, así como nosotros mismos. Inconscientemente dotamos a nuestros ídolos con características determinadas como belleza insuperable, voz celestial, destreza inhumana o personalidad inigualable, cuando en realidad son simples mortales como todos nosotros, sólo que nuestros ojos no nos permiten verlo. Lo bueno de los pedestales, es que sostienen en lo alto a nuestra meta. Lo malo es que cuando se caen, quienes se posan sobre ellos, se hacen añicos ante nuestros ojos y nos muestran que hasta nuestros ídolos pueden sangrar.

No me extraña que haya quienes consideran a Arcángel como alguien digno de admirar, más aún cuando yo mismo lo considero una leyenda. Saber que en breves minutos lo vería frente a frente hacía que mis manos sudaran, me ponía nervioso e inseguro, pero a la vez impaciente, y quizás, en esa mezcla de emociones, dejé que se colara un poco de miedo. Nada bueno puede salir del miedo propio.

Miré mi reloj en un gesto casi mecánico. 14.36 hs. Aún estaba nervioso por conocer a Arcángel y mis intentos por calmar mis ánimos iban fracasando uno a uno. Bien sabía quién era pero no lo había visto nunca, y es que son pocos los que vieron el rostro de este sujeto, algunos no pudieron vivir para contarlo y quienes vivieron, prefirieron el silencio acerca de sus características físicas. Arcángel es conocido por su capacidad para conseguir cualquier cosa que se le pida, ya sean armas, información, contactos o lo que sea, mientras se pague su precio. Todo lo que sé sobre él es que nunca se mancha de sangre, que vende todo lo que existe y lo que no existe lo inventa, y que, de alguna forma, conocía a Nicolás. Esto último es lo que más nervioso me ponía.

Nos paramos frente a unas puertas exageradamente altas de madera macisa y de un aspecto sumamente lujoso y rústico a la vez. Crugieron pesadamente cuando detrás de ellas apareció un sujeto delgado, que tendría aproximadamente la misma edad que mi primo, como de 1,80 metros de altura, cabellos negros de aspecto inmutable y peinados de lado, naríz pequeña y redonda, iba con el torso desnudo cubierto por unos cuantos vellos y una sonrisa extraña pero alegre. Mi primo cambió su frío y pétreo semblante por una amigable y amplia sonrisa, y se abalanzó sobre quien nos recibía para estracharse en un fuerte abrazo mientras, alegres los dos, emitían palabras, sonidos y gestos completamente inentendibles. Tras este muy amigable saludo, Nicolás se gira hacia mí y sonriente me señala diciendo:

- Amigo, te presento a mi querido primo, Agustín. Agus, te presento al famoso Arcángel.-

Enmudecí sin saber qué responder. Aún estaba sorprendido por la efusiva reacción de mi primo al ver a aquel hombre y sin palabras por conocer al famoso Arcángel, a quien no hubiera imaginado nunca luciendo así, tan común, tan relajado, tan cercano, tan sencillo, en otras palabras, tan humano.

- Ho... ejem!... hola... es un gusto.. digo... un honor conocerlo, señor.- Eso todo lo que atiné a decir entre tartamudeos.

- ¡El gusto es mío, campeón! Pero pasen, la comida está lista, la mesa está servida y, si bien llegaron justo a la hora dijeron, yo tengo hambre y no quise empezar sin ustedes. A esta hora, en un día normal, ya estaría durmiendo una siesta y no almorzando.- Nos dedicó una sonrisa y nos guió a través de su casa hasta un hermoso patio trasero de verde césped.

Sentí que el pedestal en el que había puesto al famoso Arcángel se empezaba a hacer cada vez más pequeño, más próximo, más a mi alcance. ¿Se está precipitando el pedestal en el que lo coloqué?. Aún no lo sé. Me pregunto quién es éste hombre.

Contra-tiempo pte.6 / Arcángel

El mundo es un gran escenario donde se desarrolla una compleja y larga obra en la que todos somos actores, desde que nacemos hasta que se nos apaga el reflector. En esta obra improvisamos todos el papel que nos toca y desarrollamos roles y personajes según lo creamos conveniente. Es en el desarrollo de esos roles que el mundo encuentra su equilibrio. En un extremo del mundo, la humana necesidad, nos da el rol de santos; mientras que en el extremo opuesto, la ambición y el egoísmo, nos convierte en crueles asesinos. Y el mundo sigue girando. Todos interpretamos nuestro papel y hasta nos vemos en la necesidad de interpretar más de un papel, así somos hijos, maestros, alumnos, padres, hermanos, amigos, amantes, empleados, jefes, sumisos, dominantes y demás, por separado o todo junto y a la vez. Supongo que mantener el equilibrio depende de que elijamos nuestro rol con cuidado y que lo interpretemos con pericia.

19 minutos antes de que mi reloj marcara las 15 horas, estábamos sentándonos en una mesa grande y rectangular, abarrotada de comida y bebida de todo tipo. Arcángel nos presentó a su esposa (una mujer hermosa, con una figura tallada, alta, de cabello oscuro, rasgos marcados y ojos color almendra, dueña de una sonrisa amplia y perfecta) y sus hijos (2 niños y una niña sumamente inquietos, pero también muy respetuosos), y luego se dirigió al asador para buscar la comida y servirla en la mesa.

Con la comida en la mesa, el anfitrión pidió la palabra e hizo la bendición de los alimentos allí dispuestos. Siendo sincero, esto último me sorprendió. No esperaba que una persona como él tuviera un gesto religioso como el que estaba presenciando, sin embargo, superada la sorpresa, me agradó.

El almuerzo duró poco más de una hora. Los niños saciaron su voraz apetito, terminaron su postre y, pidiendo permiso a su padre, se retiraron. Durante todo el almuerzo hablamos de trivialidades y parecía una comida entre amigos y familia, sin que se dijera nada fuera de lo común. Arcángel besó a su esposa y le susurró algo al oído, ella se despidió de nosotros y nos dejó solos a los 3.

Nuestro anfitrión bebió de su copa hasta ver el fondo y, con un semblante totalmente distinto al que nos mostró desde que llegamos, se dirigió a Nicolás:

- Amigo mío, necesito saber en qué te estas involucrando. Los rumores corren y no son buenos. Hay miedo entre tus colegas porque ven el agua turbia y vos no sos de esos que agitan las aguas innecesariamente. ¿Qué buscas? ¿A quién buscas?.- Dijo Arcángel con una voz profunda y fría. Su rostro nos mostraba preocupación.

- No puedo revelarte nada. Creo que es mejor que no lo sepas. Sólo puedo decirte que no voy por ellos, que aún no conozco mi nuevo objetivo y que te necesito para estar preparado. Amigo, por favor, te imploro silencio, discreción y confianza, necesito que confíes en mí y que me creas cuando te digo que este trabajo es distinto al resto. Me contrataron porque soy efectivo y porque mis manos ya están manchadas, como tantas otras veces, pero hoy estoy frente a una salida, quizás estés presenciando el comienzo de mi último trabajo. ¿Puedo contar con vos?.- Nicolás sonaba serio y sincero. Mi primo también se mostraba preocupado, él también había cambiado su actitud.

- Sabés que siempre podés contar conmigo. Tu pedido ya está en tu auto y si hay algo más que pueda hacer, bueno, te escucho.-

- Ya hiciste demasiado, amigo. Gracias por todo - Dijo mi primo con una sonrisa que parecía cargada de paz. Como si en un segundo toda preocupación que había evidenciado cambiara con la respuesta de Arcángel. Nicolás arrastró por la mesa un pedazo de papel prolijamente plegado y luego se puso de pié. Al ver esto, entendí que era el momento de irnos, por lo que hice lo mismo. - Creo que es hora de irnos. Gracias por tu tiempo y por tu hospitalidad. Salúdame a Silvina y a los niños, fue un gusto volver a verlos.-

- Más te vale que vuelvas y que te quedes más tiempo, o el mundo no será lo suficientemente grande para que te escondas de mí.- Arcángel se puso de pié casi de un salto y abrazó a Nicolás con todas sus fuerzas, mi primo le correspondió y lo palmeó 4 veces con tal firmeza que estoy seguro de que en la espalda de Arcángel se dibujó hasta el más ínfimo detalle de las manos de su amigo.

Mi reloj marcaba las 17.13 hs. En mi  retina aún estaba grabada la cálida despedida que tuvieron esos amigos, me pareció que quizás duró un poco más de lo necesario, pero ¿a caso es no es típico en las despedidas sentidas?. Pensaba en esto mientras nos dirigíamos hacia el auto y mis ideas se vieron interrumpidas cuando noté que el portón del galpón que divisé a nuestro arribo estaba ahora entre-abierto. Tardé unos segundos en entender la razón.

Fue una visita extraña para mí. Conocí a alguien a quien admiraba, lo vi cambiar frente a mis ojos, lo vi jugar el papel de padre, el de amigo, el de esposo, el de devoto creyente. Pero también vi el rol que lo hizo tan conocido: el del proveedor más importante, peligroso y serio. Es bien conocido que el Arcángel no mancha sus manos, él no se involucra directamente, pero conoce todo lo que sucede a su alrededor. Una palabra de más de su parte puede desatar una guerra y con la misma facilidad puede ponerle fin. Él no es un simple proveedor y es por eso que obtuvo su fama.

Desde el auto veía a los árboles pasar cada vez más rápido. El silencio reinaba y yo no podía evitar mirar de reojo (quizás con un poco de recelo) esa carpeta de tapas color verde que descansaba sobre el tablero.